viernes, 28 de agosto de 2009

Intolerancia.



Hace tiempo estuve pensando sobre cuán superficiales pueden ser las persona y hoy, mientras subían el féretro de mi abuelo al carro mortuorio; mientras una banda entonaba música acorde a la serranía del Perú; mientras veía a tres de mis tíos unidos por los brazos, totalmente acongojados pero alegres de algún modo, me di cuenta de algo que ya sabía pero que me entristeció recordar:

La gente es intolerante.

La historia de mi abuelo es rara pues, su abuelo (mi tatarabuelo), un militar portugués recién llegado que se asentó en un lejano poblado llamado Huasta (Ancash) le inculcó a su prole las costumbres de su patria, de la madre patria de mi familia paterna, del bello país lusitano. Pero aún así, mi bisabuelo al haber nacido en la sierra y haber tenido a sus hijos también esa zona peruana adquirió varias de las costumbres de los ancestros milenarios del Perú.

Entonces hoy, pese a que mi sangre es una mezcla indo europea (pues los hijos de mi tatarabuelo, el portugués se enraizaron aquí) he disfrutado de algún modo, saber que mi familia paterna (bastante potentada en su mayoría), se han hecho dueños de las costumbres peruanas, como dejar sonar un huayno en el entierro de mi abuelo.

Y ahí, desde el carro que seguiría a la carroza fúnebre (donde la familia más cercana debía estar y yo era el representante de mi desaparecido padre, hijo de mi abuelo) observé con sentimientos encontrados, cómo la música melancólica acompañaba el cortejo, permitiendo que mis ojos enrojecieran.

Sentado ahí fue cuando pude recordar que conozco de cerca la superficialidad de las personas. De aquellas que dirían cosas como "aj, mira huayno, qué asco... eso es de los cholos". He recordado que conozco gente intolerante, que en los mayores afanes de posería intentan crear una imagen totalmente ficticia de sí mismos que raya con la estupidez.

Y eso me apena. Y aunque ahora lo "cholo" está de moda (porque si no estuviera de modo la gente seguiría diciendo "aj" a todo lo chicha), hay personas que, indudablemente, nunca dejarán de ser intolerantes; nunca dejarán de mirar al resto por encima del hombro.

Y si no juzgan por el lugar de origen, juzgarán por la apariencia. ¿Qué es la apariencia? Nada. Nuestro cuerpo no es nada, mas que el cascarón de lo que verdaderamente importa.

¿Qué es nuestro cuerpo? Nada. Sólo es el vehículo de nuestras almas.

Vivir así es estar condenado a la infelicidad, pensando sólo en el "qué dirán", pensando en si "estoy gordo" o "estoy flaco" y esas estupideces que no importan en lo absoluto. Porque la belleza externa no es nada, es efímera, no sirve sino para alimentar aún más la superficialidad y la estupidez, el ego y el narcisismo; para seguir siendo banales y andar sin rumbo por la vida.

Me apena aún más la gente que cree que por su "belleza" tendrá las puertas abiertas para todo. O la gente que se cree especial, pero para no parecer idiotas, se las dan de intelectuales, de diferentes. Esa es la inseguridad hecha persona. No mostrarse como es. No ser sincero con uno mismo. Si uno no es sincero con uno mismo, ¿cómo rayos podría ser sincero con alguien más?

La gente creativa es tolerante, la gente racional y metódica no lo es y no deja que el resto comparta nada con ellos. La gente intolerante, en realidad es acomplejada y no puede tolerarse a sí misma. Eso da tanta lástima que ni siquiera vale la pena que alguien pudiera derramar lágrimas por alguien así.

Posería + afanes de figuretismo + superficialidad = inseguridad, mediocridad, irresponsabilidad; es decir, no hay futuro.

La gente puede ser como quiera; cada quien es dueño de su vida, pero si hay algo que no es digno de ser admirado por nadie es la intolerancia y la superficialidad.

Me importa un pito la marca de cualquier cosa que uses. Me importa un pito de qué color sean tus ojos. Me importa un rábano cómo te apellides. Me importa una mierda si te gustan cosas que al resto no. Me importa un soberano comino si te crees distinto al resto. En realidad, si te preocupan todas esas cosas, no vales la pena. Y en eso no soy intolerante, soy sincero.

Las cosas importantes van más allá del cuerpo, de lo meramente físico. Si tu escencia sólo busca el placer carnal, sin amor, ese que es insulso, entonces estás vacío porque lo importante, en realidad, es ver más allá y encontrarle sentido a lo real, a lo que realmente importa y perdura.

Seamos sinceros. Todos conocemos a alguien así... lo que es yo, trataré de alejarme de ellos, no por intolerancia, sino porque quiero crecer; porque quiero avanzar y no quedarme estancado por la mediocridad de quien, con su superficialidad e intolerancia, te pueda arrastrar con ella a un lugar que no vale la pena conocer.

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